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3. Curación Cristiana: Manifestación

LECCIO?N III

1.- Por regla general, las personas religiosas no son cienti?ficas. Creen que la religio?n y la ciencia esta?n separadas por un abismo, y que una mente cienti?fica es, espiritualmente, peligrosa. Asocian la ciencia con Darwin, Huxley y otros investigadores de las leyes naturales que han sido esce?pticos en relacio?n con la exactitud de la Biblia, desde el punto de vista de las ciencias naturales, y a quienes, por su escepticismo, califican de infieles. De ahi? que, para un buen cristiano, haya venido a ser casi una hereji?a, el pensar que su religio?n pudiera tener un lado "cienti?fico".

2.- Entendemos por "ciencia", el arreglo ordenado y sistema?tico del conocimiento. Esta definicio?n no confina la ciencia a los hechos del mundo material solamente. Hay una ciencia en el cristianismo, y es so?lo a trave?s del conocimiento de esa ciencia, como su fundamento, que las ensen?anzas de Cristo pueden ser enteramente demostradas en la vida del hombre. El no entender la ciencia sobre la cual descansa la comprensio?n espiritual, nos lleva al fracaso en casi todas las demostraciones de su poder. Dice Pablo: "Orare? con el espi?ritu, y tambie?n orare? con el entendimiento".

3.- Hay un abismo entre la elevada comprensio?n espiritual y la manifestacio?n material. So?lo tendiendo un puente sobre ese abismo, se pueden reconciliar la ciencia y la religio?n. El puente que se necesita es la estructura que edifica el pensamiento. Cuando los cristianos comprendan la ciencia del pensamiento, el poder del pensamiento para manifestarse, y como se logra esa manifestacio?n, no sentira?n temor ante la ciencia material; cuando los cienti?ficos hayan examinado a fondo la naturaleza real de las fuerzas vivientes, que au?n hoy, ellos mismos perciben siempre activas en todas las estructuras de la naturaleza, tendra?n ma?s respeto por la religio?n.

4.- Tanto las personas religiosas como las que no lo son, creen, incorrectamente, que la Biblia es la descripcio?n histo?rica de la creacio?n del hombre. Desde el primer capi?tulo del Ge?nesis, la Biblia es una alegori?a. La mayori?a de los eruditos hebreos asi? la consideran, y, con seguridad, ellos deben conocer el cara?cter de sus propias Escrituras. Pablo era hebreo y muy versado en el ocultismo de los escritos espirituales; e?l dijo refirie?ndose a la historia de Abraham y Sara: "Las cuales contienen una alegori?a". Casi universalmente, los hebreos sostienen que la historia del Jardi?n del Ede?n, Ada?n y Eva y la serpiente, es simbo?lica.

5.- Ante estos hechos, parece extran?o que el cristianismo ortodoxo insista en que la Biblia es una historia literal. Este punto de vista literal es el que se ha colocado en el camino de la verdadera comprensio?n espiritual. Si se lee a la luz del Espi?ritu, el primer capi?tulo del Ge?nesis es una descripcio?n, en si?mbolos, de la accio?n creadora de la Mente universal, en el plano de las ideas. No pertenece al mundo manifestado, de la misma manera que la historia de la idea del inventor no pertenece a la ma?quina que e?l construye para que manifieste su idea. Primero, se piensa el problema y despue?s, se produce la estructura. Asi? es como Dios construye Su universo. Esto se explica en el capi?tulo segundo del Ge?nesis, que dice que Dios "descanso? ... de todo su trabajo", y au?n no habi?a plantas sobre el campo "y no habi?a hombre que labrase la tierra". "Y Jehova? Dios formo? al hombre del polvo de la tierra, soplo? en sus narices el aliento de vida, y el hombre se volvio? un alma viviente".

6.- Es so?lo a trave?s de la percepcio?n de las leyes mentales, por medio de las cuales las ideas pasan de lo informe al mundo de las formas, que podemos comprender y reconciliar estos dos capi?tulos. aparentemente contradictorios. A la luz de la verdadera comprensio?n, todo se hace claro, y nos damos cuenta de como la Mente Divina crea al hombre y al universo. Primero, el concepto ideal, luego, la manifestacio?n.

7.- Los seis di?as de la creacio?n, como se describen en el primer capi?tulo del Ge?nesis, representan seis proyecciones ideales de la Mente Divina, cada una ma?s abarcadura que la anterior. El punto culminante se alcanza en el grado sexto, cuando esa fase del ser, llamada "hombre", aparece teniendo dominio sobre todo, o sobre toda idea, que haya surgido antes. Este hombre ideal, que ha sido hecho a "imagen" y "semejanza" de Elohim, es el epi?tome y el centro focal, alrededor del cual gira toda la creacio?n; por tanto, el u?nico estudio importante sobre el hombre, es el estudio de su mente. En la mente esta? la clave de todos los misterios, tanto religiosos como materiales. Cuando sepamos como se manifiesta la mente del plano ideal al llamado real, no estaremos ma?s en la obscuridad, sino que tendremos la Verdad que dijo Jesu?s nos hari?a libres.

8.- So?lo hay un hombre. En el lado espiritual de su ser, todo hombre en el universo tiene acceso a ese hombre, que existe eternamente en la Mente Divina, como la idea del hombre perfecto. Cuando el hombre se de? cuenta de esa poderosa verdad, y la aplique en su pensamiento consciente, toda manifestacio?n se volvera? armo?nica y ordenada para e?l, al ver a Dios en todas partes.

9.- Una correcta comprensio?n de la divina ley de la creacio?n, revela que el hombre es un factor necesario en el gran trabajo de Dios. A trave?s del h o m b r e , Dios esta? creando o manifestando externamente lo que existe en el plano ideal. Asi? pues, con el fin de que la creacio?n prosiga y se realice segu?n el plan designado por Dios, el hombre debe comprender, no so?lo la ley de accio?n mental de su pensamiento individual, sino tambie?n, su relacio?n con el pensamiento universal. No so?lo debe comprenderla, sino que todos sus pensamientos deben cooperar conscientemente con los ideales divinos. Jesu?s entendio? esta ley, y repetidamente alego? que El habi?a sido enviado por Dios para llevar a cabo la divina voluntad en el mundo. Esta misio?n ha sido encomendada a todo hombre, y el hombre no encontrara? satisfaccio?n en la vida, hasta que reconozca esta ley universal, y coopere obediente y voluntariamente con la-Mente Divina.

10.- El hombre espiritual es el YO SOY; el hombre manifestado es el "yo quiero". YO SOY es el Jehova? Dios de las Escrituras y el "yo quiero" es el Ada?n. Es e?l hombre YO SOY el que forma y sopla dentro del hombre "yo quiero", el "aliento de vida". Cuando nos encontramos en el plano ideal, somos el YO SOY; cuando estamos expresando lo ideal en pensamiento u obras, somos el "yo quiero". Cuando el "yo quiero" esta? tan absorto en su plano de expresio?n, que pierde de vista el ideal y centra toda su atencio?n en lo manifestado, es Ada?n escuchando a la serpiente y escondie?ndose de Jehova? Dios. Esto rompe la conexio?n entre el Espi?ritu y la manifestacio?n, y el hombre pierde aquella conciencia espiritual que es suya, bajo la ley divina. En ese estado mental, la aute?ntica fuente de provisio?n suspende su abastecimiento, y hay que acudir a las fuerzas de reserva del organismo, al a?rbol de la vida. Es en esta experiencia que se describe al hombre siendo arrojado del Jardi?n del Ede?n, del parai?so del Ser.

11.- Toda idea proyecta forma. El cuerpo fi?sico es la proyeccio?n de la idea del hombre; llevamos el cuerpo en nuestra mente. El cuerpo es el fruto del a?rbol de la vida, que crece en medio del jardi?n de la mente. Si la idea-cuerpo esta? fundada y arraigada en la Mente Divina, el cuerpo estara? lleno de un fluir de vida perpetua que reparara? todas sus partes imperfectas y curara? todas sus enfermedades.

12.- Cuando el hombre se da cuenta de que so?lo hay una idea-cuerpo y que las condiciones de su cuerpo expresan el cara?cter de sus pensamientos, tiene la clave para la perfeccio?n corporal y la inmortalidad de la carne. La "carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios". La "carne y sangre" a que aqui? se hace referencia, es la idea del cuerpo corruptible que el hombre trae en su mente. Cuando captemos la idea correcta acerca del origen y caracteri?sticas del cuerpo, lo corruptible se hara? incorruptible, y nuestros cuerpos resucitara?n de entre los muertos, como resucito? el cuerpo de Jesu?s. "Ni fue dejado en el Infierno, ni su carne vio corrupcio?n".

13.- La resurreccio?n de nuestros cuerpos de entre los muertos, comienza en nuestra mente. Debemos cambiar nuestras ideas acerca del cuerpo, y adherirnos a la verdad de su origen y destino, tal como lo concibio? Dios, en cuya mente existe el verdadero ser. El cuerpo espiritual del hombre es la concepcio?n de la Mente Divina, la creacio?n del Espi?ritu para nosotros. Nuestro trabajo es manifestar ese cuerpo espiritual.

14.- Cuando tenemos la correcta comprensio?n de la creacio?n, .y, con la ayuda de esta comprensio?n, comienza la redencio?n del cuerpo, el Espi?ritu de Dios aviva la vida interior de todo el organismo y sabemos que la promesa de Hechos 2:17 se esta? llevando a cabo en nosotros: "En los postreros di?as, dice Dios, derramare? de mi Espi?ritu sobre toda carne".

15.- El problema que confronta el hombre en el actual estado de conciencia de la raza, es de como regresar a "la casa del Padre", donde nos espera la inagotable abundancia. Como es por un ejercicio de la facultad del libre albedri?o, inherente a nosotros, que nos separamos del Padre, es a trave?s de esa misma facultad que hacemos contacto consciente con El. Debemos darnos cuenta de lo insensato que es vivir en ese plano ma?s externo, donde so?lo esta? la corteza de las cosas, y en cual no podemos satisfacernos como nos gustari?a. Volvamos, pues, nuestra atencio?n al interior; si navegamos por un tiempo en esa direccio?n, encontraremos la fuente y la substancia de la vida.

16.- Este volverse adentro, despue?s que uno ha estado mirando afuera por largo tiempo, no es cosa fa?cil. La mente que ha sido entrenada en las normas del universo de las formas, es, a menudo, lenta para captar lo que carece de forma. Pero hay un estado de conciencia en el alma que, a trave?s de siglos de experiencia, ha llegado a conocer ese mundo sin formas, y en el cual se siente como en su casa. Nuestros suen?os, visiones y experiencias espirituales, de las que raramente hablamos, vienen de ese plano interior. Asi? es que nos damos cuenta de que tenemos un hogar esperando por nosotros, en el lado subjetivo de nuestro ser, y la buena acogida que nos da, vale la pena el esfuerzo de nuestra bu?squeda. "Buscamos un pai?s, del cual vinimos", dijo Pablo.

17.- Individuali?zate en el ma?s alto grado posible, afirmando que, en Espi?ritu y en Verdad, eres todo lo que Dios es. Esto es verdad en cuanto a la naturaleza espiritual del hombre, y e?l debe reclamar la suprema herencia antes de que pueda penetrar dentro de la poderosas fuerzas mentales y espirituales que provienen del reino de Dios, dentro del hombre. Nadie entra en el reino de Dios, se sienta en el trono y mora alli?, a menos que tenga el valor y el arrojo de proclamarse a si? mismo, co-heredero con Jesu?s. Entonces debe demostrar su dominio, con la pureza de sus motivos, una generosa devocio?n a la Verdad universal, y una firme laboriosidad y paciencia para sobreponerse a la limitacio?n de su propia conciencia sensual.

18.- La verdadera identidad del hombre es la idea del hombre perfecto en la Mente Divina. Esta idea no permite que ninguna mente este? separada del u?nico y universal plano de las ideas. El hombre debe establecerse en la sola y u?nica Mente. El surgio? de ella y toda su existencia depende de ella; entonces, ¿por que? no hace e?l, conscientemente, la conexio?n mental que establecera? en e?l la armoni?a y el orden, de los cuales depende toda su existencia?

19.- Casi todos los sistemas religiosos aspiran a lograr esa unidad entre Dios y el hombre, y muchos de ellos tienen me?todos bastante exitosos. Debemos mucho a la iglesia, a la educacio?n y ayuda que hemos recibido, directa e indirectamente, a trave?s de? los esfuerzos de personas de mentalidad espiritual, de todas las e?pocas. La Verdad los ha apremiado y ellos la han demostrado en el grado en que la comprendi?an. Estamos ahora en un nivel ma?s alto de esclarecimiento con relacio?n a las leyes espirituales que gobiernan al hombre y al universo, y, en consecuencia, podemos aplicar ma?s definitiva y cienti?ficamente los me?todos para el desarrollo espiritual que, en los sistemas religiosos, se sigue a trave?s de la fe. A tu fe, puedes an?adir ahora entendimiento.

20.- El regresar al Jardi?n del Ede?n, o tomar posesio?n de la Tierra Prometida, es una entrada consciente dentro de la parte subjetiva de nuestro propio ser. En orden divino, la voluntad actu?a sobre el centro del cuerpo, desde adentro; en la persona normal esta accio?n se efectu?a sin reflexio?n de afuera. En la pra?ctica, vivimos fuera de nuestro cuerpo, en vez de dentro de e?l. Esto nos da un escaso dominio sobre e?l, siendo, en consecuencia, de?bil y propenso a i?rsenos de las manos con el ma?s mi?nimo pretexto.

21.- El hombre deberi?a afirmar constantemente: "YO SOY, y yo manifestare? la perfeccio?n de la Mente dentro de mi?". La primera parte de esta afirmacio?n es la Verdad abstracta; la segunda, es la concreta identificacio?n del hombre con esa Verdad. Debemos aprender la ley de expresio?n de lo abstracto a lo concreto, de lo informe a lo que tiene forma. Toda idea forma una estructura a su imagen y semejanza, y todas las ideas y estructuras se agrupan y asocian de acuerdo con sus funciones.

22.- Todas las ideas relacionadas con "poder" se agrupan en estructuras impregnadas de poder. Tales ideas no son atrai?das por ideas de amor. El amor tiene su grupo, y edifica sus estructuras en lugar aparte. Hemos observado algunos de los centros de manifestacio?n en nuestro cuerpo; los hemos reconocido y nombrado "asiento de las emociones", como expresio?n de caracteri?sticas que se supone existan en el alma. Se reconoce umversalmente, que el amor se expresa a trave?s del corazo?n, y que la inteligencia lo hace a trave?s de la cabeza.

23.- En el estudio de la Mente y el Espi?ritu, estos centros internos de conciencia se concentran hasta que responden al "yo quiero" y le obedecen. Por este me?todo, el hombre encuentra que puede controlar y dirigir cada funcio?n del cuerpo y perpetuarla.

24.- Esta es la "regeneracio?n" del Nuevo Testamento, un proceso de refinamiento del cuerpo, hasta lograr el punto de la inmortalidad fi?sica. Jesu?s llamo? a este estado "la regeneracio?n cuando el Hijo del hombre se siente sobre el trono de su gloria".

REALIZACIONES DEL "YO SOY"

(Para ser usadas con la leccio?n tercera)

  1. "YO SOY EL QUE SOY".
  2. Yo soy una entidad demostrable.
  3. YO SOY EL QUE SOY,y no hay otro por encima de mi?.
  4. Yo soy uno con la Omnipotencia.
  5. Yo soy la substancia del Ser manifestada.
  6. Yo soy formado en la perfeccio?n de la divina idea del hombre, Cristo Jesu?s.
  7. Mi cuerpo no es material; es espiritual y perfecto en todo su ser.
  8. Estoy centrado y establecido en la Mente u?nica, y no me perturban las falsedades a mi alrededor.
  9. Mi identidad esta? en Dios, y mi trabajo es establecer Su reino dentro de mi?.
  10. No puedo hacer nada por mi? mismo, "pero el Padre que mora en mi?, hace el trabajo".
  11. Hago lo posible, en mis pensamientos y acciones, para que la imagen y semejanza de Dios, se manifieste en mi?.
  12. Mi "vida esta? escondida con Cristo en Dios".